
De todas las profesiones del mundo, para mí la más noble es ser pescador. Hay algo en el oficio del mar que me inspira confianza, además del enorme sacrificio y esfuerzo que requiere esta labor. Sin menos preciar por supuesto a los otros trabajos que existen en el mundo, que quizás también requieren las mismas características de voluntad.
El temple de un pescador es fundamental, la valentía es imprescindible y el saber es un requerimiento primordial, sin olvidar que el hombre de mar, es casi un ser místico que se levanta a la alba y vuelve como un milagro.
Una profesión milenaria, donde la relación hombre y océano ha sido un romance complejo, nunca se sabe si alguno de los embarcados va a volver o si en las redes va traer lo necesario para una buena jornada.
Estos enemigos de la gripe, enfermedad que quizás no conocen por que en sus genes debe haber un elemento que los hace mitad pez y que permanecer húmedo los beneficia como una necesidad de raza. Los pescadores se enfrentan al frío y a las mareas, con la incertidumbre al lado de la carnada, pero esta profesion los apasiona, fueron criados para esto, con conocimiento de familias centenarias, con formulas y datos que solo ellos conocen, en donde mirar el cielo y el color de la marea les da una referencia más exacta que el mejor equipo GPS.
Cuando uno habla de los hombres de mar siempre se los imagina en el mismo lugar, con gorro de lana en el bode de la playa, con los trajes típicos y sacando las barcas del agua, rodeados de redes y flotadores, acompañados siempre a la coqueta III y a la cristina I.
Pero uno nunca se imagina que a ellos el instinto también les falla, que este mar se pone bravo y les juega chueco peor que una mujer celosa y con todos estos malos presagios se ven envueltos en un naufragio y teniendo miles de kilómetros de costa el panorama no se ve muy bueno, es por esto que este mini homenaje esperando lo mejor y que si San Pedro quiere , nos devuelva a estos señores a tierra.
Tras naufragar a causa de un fuerte temporal, la lancha Santa Isabel II -tripulada por seis personas- fue hallada ayer semihundida al norte de Punta Arenas, hecho por el cual falleció el pescador Rubén Figueroa Barría y permanecen desaparecidos José Hernández Burgos, Marcos Gómez Sotomayor y Víctor Cid Lara. La alerta se dio ayer cerca de las 14.45, cuando un avión divisó a dos sobrevivientes en las cercanías de Seno Wallis, en la XII Región.
La Tercera Zona Naval dispuso de inmediato las tareas de búsqueda.
Fuente: La Tercera