
La primera desilusión fue cuando un estricto profesor burlesco de redacción durante el primer de año carrera, nos comunicó la dura noticia, una frase que ocupan recurrentemente los periodistas actuales como justificación a su mala información; “no hay verdad objetiva” uf! En ese momento alumna de primer año dije entonces; ¿voy a tener que escribir mentiras desde ahora? Alguien respondió de inmediato; “no serán mentiras, si no omisión de algunas cosas, desde ahora en adelante estarás amarrada a una línea editorial y no podrás escribirlo todo” , después descubrí que esto no era tan malo y ahí el cuestionamiento filosófico se apodera de tu mente y empiezas a debatir los conceptos verdad y la veracidad de las cosas vividas , los contextos que se desarrollan las cosas, las conocidas fuentes y el ver para creer, así, una parte de tu mente … la parte objetiva … se oscurece y te empiezas a convertir en periodista de verdad, de esos duros y casi desalmados.
La segunda fue cuando en un reporteo ví a unas periodistas de un distinguido diario capitalino, ocultar noticias por su bien propio para después conseguir otra información más importante, así, ocupando sus escasos atributos físicos, coqueteaban con uno de nuestros miembros del parlamento, pero para un serio diputado del país estas señoritas eran su entretención del día y galantemente las invito a un cafecito a su seria oficina en el segundo piso de su serio partido político… ahí con sensación de asco me imagine haciendo lo mismo y no me guste. Alguien me dijo que el periodismo era como la prostitución, por que se aprende en la calle, de hecho hasta me gusto la frase aparte de ser chistosa es cierta, los periodistas adquieren la mayor parte de su practica con los años de tanto caminar y la pelea por situar la grabadora en el mejor lugar. Pero el periodismo coquetón trásfugo medio asqueroso aun no es de mi agrado.
A pesar de la falta de ética que uno ve a diario, a pesar que aun existen periodistas que reportean en un programa que se llama SQP y a pesar de aprender a vender diarios con títulos que enganchen y tengan una doble lectura, el periodismo sigue siendo el arte de comunicar y para muchos el cuarto poder. Suena fuerte… pero ¿a quien no le gusta un poquito el poder? Por otro lado queda el mágico mundo del radio, ese que es casi intocable, de confianza y dedicado, voces roncas que se guían bajo los parámetros del periodismo de siempre… hay periodismo, periodismo, periodismo… quizás termine trabajando de enfermera!
1 comentario:
Claudia, tienes mucha razón. Pero hay cosas que se deben omitir y no para salvar el pellejo a algún parlamentario galancete o un ministro buena onda, es para que no se produzcan sucesos que pueden llevar a peores situaciones. Pero las omisiones son de cada persona y además de cada medio de comunicación, como lo escribiste hay que seguir una línea editorial, y si no para la casa.
Pero en fin no hay periodista objetivo porque los sentimientos no los podemos controlar y al momento de hacer algún tipo de comentario, evaluación o simplemente escribir una noticia nuestra tendencia va a salir a flote aunque sea un poco y siempre alguien se dará cuenta, pero para esos somos humanos y errar va en nuestra naturaleza.
Saludos juancho.
Buenos tus comentarios, como colega me gustaría poder escribir así…
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